martes, 10 de agosto de 2010

variaciones

qué aburrido sería el mundo si no hubiese diferencias!,
si no existiesen variantes, 
ni alteraciones

de todo tipo, forma, color, sonido 
y en todo lugar posible.

qué sería de nosotros, si todos pensásemos más o menos del mismo modo ?
hiciésemos las mismas cosas, 
comiésemos la misma comida,
nos vistiésemos igual, 
escuchásemos la misma música.

en realidad, todo esto,
se parece bastante a lo que nos está pasando ahora
repasemos…

parece que, sobre todo en los últimos años,
la realidad (circundante), se está tiñiendo de un tono bastante similar,
mire uno para dónde mire, se pueden encontrar :
expresiones verbales monosilábicas,
sonidos exasperantemente, similares
vestimentas, vulgarmente monocordes.
líneas de pensamiento, curiosamente unidireccionales.
en fin, casi casi todo tiende hacia una uniformidad que asustaría al
hermano grande original, aquel de Orwell…

yo amo las diferencias
que la gente piense distinto, y lo haga saber,
que se vista diferente, y lo haga notar,
que escuche, invente, sienta y ame de múltiples modos,
sin importar lo que el resto piense, crea, o el sistema le dicte.

claro que, esto último, no siempre resulta tan sencillo.
por diferentes motivos, regímenes políticos  o religiosos, 
ideologías dominantes,
o simplemente - como es típica característica humana -
a causa de la intolerancia que se manifiesta frente a todo aquello que no sea,
lo que nosotros creemos que pensamos y somos.

digo creemos, porque no estoy seguro
desde dónde y hasta dónde, 
somos realmente libres al pensar o decidir.
por nosotros mismos

volviendo al tema central, la intolerancia reconoce múltiples padres.
puede ser hija del miedo, de la ignorancia o de la estupidez.
y, de todos estos progenitores - indudables generadores de violencia -,
el que más me preocupa, es el último.

la estupidez me resulta algo demasiado agraviante
siempre pensé que es mucho más interesante, y seguro,
lidiar con alguien peligroso, a tener que hacerlo con un imbécil.
qué lo único que busca es ajustar todo lo que sucede alrededor,
en función de su microscópica visión.

frente a esto es necesario oponer la diversidad.
para ampliar las visiones, provocar y despertar,
aunque puedan enojar o molestar.
                           en cualquier caso, son las diferencias las que nos vuelven más interesantes.
nos enriquecen con valores que no cotizan en bolsa.
despiertan la curiosidad, y pueden tentarnos a buscar otros horizontes,.
tal vez más atrayentes.

desde aquí arengamos a resistir a la estupidez
confiar en la diversidad, aunque resulte peligroso,
o por eso mismo …
melafú!

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