lunes, 8 de noviembre de 2010

cobardes

cobardes, de lesa cobardía!
frente al menor atisbo de peligro,
lloran, corren, suplican,
se esconden.

adláteres del miedo,
de la quietud y el estancamiento,
sacerdotes de la ignorancia,
la brutez y el oscurantismo.
profetas de la nada más absoluta.

se alejan de todo tipo de movimiento.
cómo éste implica riesgo,
huyen despavoridos ante la menor posibilidad.

se refugian en cuevas,
rodeados de iguales,
y celebran los mismos ritos que,
desde el principio de los tiempos,
los acompañaron.

mascarones de proa del fascismo más tribal,
más primitivo,
más atávico.
más reaccionario y recesivo.
son, como ellos, pura pintura.

autoconsiderados referentes de tradiciones
que, lejos de evolucionar,
alejan, separan, agreden.
retroceden.
volviéndolos muecas patéticas,
de tiempos que jamás existieron
burdos soldados, de una guerra que perdieron
a puro miedo.

constructores de pseudo teorías,
basadas en frases remanidas y simplificaciones exasperantes,
de una realidad que, de tan compleja,
se les vuelve,
insondable. Incomprensible. Inabarcable.

la verborragia brutal, ignorante y estertórea,
los identifica perfectamente.
con ella, intentan disimular ese temor que los corroe,
que los paraliza.
estancándolos.

adictivamente adictos a toda adicción posible.
buscadores eternos de escudos de papel.
que les disimulen el golpe de realidad que les espera afuera.
ocultándose,
ante la menor posibilidad de riesgo

contrariamente a lo que se esperaba,
ese modelo de cobarde, se ha reproducido,
y pulula, por todos los ámbitos imaginables,
por lo que,
resulta imposible liberarse de él.

sólo un arma les aterra,
y los asusta, haciéndolos retroceder.
dejándolos descolocados,
desnudando su imbecilidad.

un arma que nos ayuda
y nos defiende frente a su ataque.
y que, por nuestra propia salud,
deberíamos usar más a menudo,
como el mejor aliado frente a ese tipo de agresiones,

esa que hace que la palabra cobre verdadero sentido,
el mismo que,
a muchos conforta,
y a otros,
como a ellos, 
aterroriza :
el silencio

melafú!