martes, 7 de septiembre de 2010

laberintos

los laberintos existen.
de variados tipos, complejidades y tamaños.
simples o imposibles.
agradables o siniestros.
claros u oscuros.
en algunos casos - en función de subjetividades -,
todo junto.

de hecho, hay algunos que,
por mérito de quienes los transitamos,
se vuelven cárceles,
mutando y confundiendo,
- mucho más a menudo de lo que quisiéramos -,
haciéndonos sentir como personajes de kafka.

frente a esas situaciones,
nos vemos a nosotros mismos, como victimas de encrucijadas,
que se vuelven inextricables a pesar de los intentos.
generándonos estados de angustia y desesperación,
que nos comienzan a derrumbar internamente.
convertiéndonos en algo verdaderamente desagradable.

es ahí dónde - y sin darnos cuenta -, comenzamos a encerrarnos.
a dar vueltas sin sentido,
una y otra vez.
a desconocer si avanzamos o retrocedemos.
a confundirnos.

los laberintos tienen la particularidad de entretenernos,
a base de angustia, dificultad y peligro.
de desesperarnos,
ante la posibilidad cierta de no resolverlos sin ayuda,
de hacernos sentir la soledad,
ante la posibilidad cierta,
de no poder encontrar la salida.

lo que resulta claro es que, si nos detenemos o nos asustamos,
un laberinto es capaz de aniquilarnos.

si nos movemos, tal vez no.

curioso.
si lo angustiante nos puede ayudar,
sería bueno aprovecharlo.

existen múltiples laberintos.
de variadas formas y complejidades.
forzando constantemente la imaginación, la intuición y la razón.
obligándonos a desarrollar herramientas más novedosas para pasarlos,
y, de este modo,
volvernos un poco menos temerosos.
más arriesgados.
más fuertes.

más astutos, para enfrentar los verdaderos miedos que nos carcomen.
más lúcidos, para identificar los auténticos problemas,
más despiertos, para evitar que nos atonten un poco menos.
para responder de otra manera.
m. c. escher - "relatividad", 1953 (litografía)
por todo esto, es que a mi los laberintos me gustan.
y cómo !!
me excitan, me provocan, me desafían.
me hacen sentir que la vida puede ser un poco más interesante,
a pesar de tantas dificultades, mediocridades y estupideces,
o por eso mismo.

es así como, frente a alguno que se me presente,
y sin importar la dificultad o el peligro que aparente,
me viene a la memoria la frase de leopoldo marechal :
“de todo laberinto, se sale por arriba”

tal vez por esto, 
sería bueno empezar a mirar un poco más alto...
melafú!

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