viernes, 22 de octubre de 2010

no es el periodismo quién comunica

resulta interesante comprobar como, desde la práctica diaria, ya no es, y tal vez nunca lo fue, la función del periodismo “comunicar” lo que acontece.
la disquisición teórica acerca de las diferencias conceptuales – y formales, podríamos agregar – entre los términos “comunicación” e “información”, se han profundizado en los últimos años. 
lo que se informa, remite a la mera explicitación de hechos, sucesos o acontecimientos, incluso teñidos de cierto sesgo ideológico o intencionalidad manifiesta, mientras que aquello que comunica, requiere de un análisis, de una lectura crítica y de una vuelta de tuerca de parte de aquel, o aquellos, que analizan, teniendo en cuenta a quienes está dirigida.

el periodismo como tal, se ha limitado por propia decisión, o por presiones a las que se vió sujeto, exclusivamente a la función informativa.
podría surgir alguna pregunta con relación a esto, por ejemplo ¿está mal que así sea?, ¿debería ocuparse de la comunicación, o es tarea de otros?

si, como sostiene alfonso gumucio-dagron, “el comunicador piensa en procesos estratégicos, no en mensajes inmediatos.”, concepto con el que acordamos, el periodista, en tanto “informador”, está cumpliendo su tarea de acuerdo a lo establecido.  ahora bien, ¿alcanza esto para que la información como tal sea efectiva?, y si así lo fuese ¿efectiva para quién?.
en tiempos como los actuales, dónde los roles en las áreas de la comunicación han sido ligeramente borroneados, a pocos se les ocurriría pretender del periodismo la función de comunicador social.  cada día, más individuos, asumimos, consciente o inconscientemente, que el periodismo está ahí sólo para informar.

a menudo la información se llena de datos, sin ningún tipo de análisis que los acompañen :
datos que, al no estar acompañados por un análisis, incluso mínimo, pueden confundir en la mayoría de los casos,  o pasar desapercibidos o, lo que es peor desde el punto de vista “comunicacional”, desaparecer literalmente.
no parece preocupar, a una gran mayoría de periodistas, nada que vaya más allá de la mera información.  el dato puro, “real”, que busca la “objetividad de la noticia”, a menudo no sirve más que para confundir, o, en el mejor de los casos para distraernos sobre el verdadero y profundo sentido, o consecuencia, que la noticia trae consigo.

existe hoy - tanto como ayer pero un poco más -, la necesidad de acordar una definición para términos que, otrora, no requerían de explicaciones.  pero además, se impone la tarea de consensuar una definición para nuevos términos,  para lograr entender de qué se está hablando, ya que no hay modo de mantenerse “neutro” en un mundo que tiende a interconectarse cada vez más rápidamente.
"“mundialización”, “flexibilidad”, “gobernabilidad”, “empleabilidad”, “underclass”, “etnicidad”, “exclusión”, “nueva economía”, etc., son términos que se han vuelto comunes por estos tiempos, pero, y a pesar de que suelen ser utilizados por muchos periodistas, a muy pocos, o a casi ninguno, se le ocurre plantearse a qué están refiriendo específicamente estos vocablos" (1).

en la misma línea, y sobre el mismo texto citado anteriormente, me interesa resaltar uno de los vicios que, consideran los autores, le son propios a la “multiculturalidad”.  se trata del populismo, al que le asignan la siguiente característica : “reemplaza el análisis de las estructuras y de los mecanismos de dominación, por la celebración de la cultura de los dominados y de su “punto de vista”, elevado al rango de proto-teoría funcional” (2.)  esto es un rasgo que vemos repetido hasta el hartazgo en todos los medios. 
lejos de analizar o profundizar los hechos, desde las causas hasta las posibles consecuencias, se sucumbe a una lectura superficial, bajo el formato de “punto de vista”, utilizando una terminología que, por repetida, se ha vuelto habitual, aunque deje de tener sentido al no ser analizada convenientemente.  o, como dice el propio gumucio-dagron “las palabras sirven a veces para confundir... no cuesta mucho usarlas con propiedad. no soy amigo de las definiciones de hierro, inamovibles y elaboradas con bisturí, pero sí de una comprensión semántica que nos aproxime a la verdadera naturaleza de las palabras que usamos.”

esta particular condición de la comunicación como “asociada con la construcción de la socialidad, los vínculos, la expresión cultural y subjetiva” (3), no se distingue en nuestra comunidad,
puerto madryn no se caracteriza por contar con “periodistas” con una mínima capacidad de análisis. 
no resulta sencillo encontrar argumentos que muestren de manera manifiesta, la preparación profesional de quienes ocupan esos roles en la sociedad.
apenas informadores.  apenas repetidores.  en el mejor de los casos, lanzadores de brulotes con verba inflamada y nada de fundamento.
poco formados.  arrogantes a fuerza de ignorancia.  se vuelven caricaturas, de lo que ellos mismos creen ser. 
funcionales a poderes de turno.  imposibilitados e incapaces de oponerse, con seriedad, a aquellos que les reparten unas pocas de las migajas que caen de sus bocas.
comunicar no es para los periodistas.
al menos no para estos.
los mensajes inmediatos se imponen a los pensamientos estratégicos, pero esto no es una característica que le corresponde solamente a nuestra ciudad.  no.  esto se repite en todos los rincones del planeta, sin importar el sesgo ideológico que digan poseer o sostener, aquellos que se hacen llamar comunicadores. 

ante la incuestionable literalidad de la palabra escrita, nos mostramos desnudos frente a quién nos lee. 
la responsabilidad de un mensaje, análisis o cuestionamiento, se halla por fin delimitada al texto. 
no hay más salida. 
es menester que el pensar, sea previo.  que el sentir también lo sea; y que el decir responda a nuestra más sincera honorabilidad intelectual, para que por fin, aquellos que asumimos un rol al momento de testimoniar algún acto, nos hagamos cargo de lo que materialicemos, asumiendo plenamente las consecuencias del mismo.

tal vez sea bueno traer a colación un pensamiento de uno de los grandes poetas y pensadores occidentales :
“cuando escribo sólo existe lo que escribo. aquello que he sentido como diferente, que no he podido decir y que se me ha escapado, son ideas o un verbo robado, y que destruiré para reemplazarlo por otra cosa.”
antonin artaud, rodez, abril 1946 
no está mal volver a los clásicos, al menos de vez en cuando.
melafú!

notas :
(1) “la lengua franca de la revolución neoliberal – una nueva vulgata planetaria", de pierre bourdieu y loic wacquant
(2) “la lengua franca de la revolución neoliberal – una nueva vulgata planetaria", de pierre bourdieu y loic wacquant
(3) “dimensiones de la comunicación y de la información: la doble faz de la realidad social”, en signo & pensamiento 55, pp. 234-246; volumen xxviii, julio-diciembre 2009.

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